miércoles, 26 de diciembre de 2012

No todo es color de rosas







MARIHUANA Y COMPUESTOS DE CANNABIS 




La planta Cannabis sativa contiene más de 400 compuestos, además de la sustancia psicoactiva delta-9-tetrahidrocannabinol ( T H C ) . Los cigarrillos de marihuana se preparan con las hojas y las yemas de las flores de la planta; un cigarrillo típico de marihuana contiene entre 0.5 y 1 g de materia vegetal. Aunque la concentración habitual de THC oscila entre 10 y 40 mg, se han detectado concentraciones superiores a 100 mg por cigarrillo. El hachís se prepara con resina concentrada de Cannabis sativa y contiene concentraciones de THC de entre 8 y 12% en peso. El "aceite de hachís", un extracto liposoluble de la planta, puede contener concentraciones de THC de 25 a 6 0 % y se puede añadir a la marihuana o al hachís para aumentar la concentración de THC. La forma de autoadministración más común de la marihuana y el hachís consiste en fumarlos. Durante la pirólisis se liberan en el humo más de 150 compuestos, además del THC. Aunque la mayor parte de estas sustancias no tienen propiedades psicoactivas, sí pueden ejercer efectos fisiológicos. El THC se absorbe con rapidez desde los pulmones a la sangre y desde ésta pasa de inmediato a los tejidos. Se metaboliza fundamentalmente en el hígado, donde se convierte en 11 -hidroxi-THC, un compuesto psicoactivo, y en más de 20 metabolitos adicionales. Muchos metabolitos del THC se excretan por las heces, con un ritmo de depuración relativamente lento en comparación con la mayor parte de las sustancias psicoactivas. Se han identificado receptores específicos de los cannabinoides ( C B , y C B ) en el sistema nervioso central, incluida la médula espinal, y en el sistema nervioso periférico. Hay una alta densidad de estos receptores en la corteza cerebral, los ganglios de la base y el hipocampo. Los linfocitos T y B también poseen los receptores mencionados y ellos al parecer median las propiedades antiinflamatorias e inmunorreguladoras de tales compuestos. Se ha identificado un ligando natural similar al THC en el sistema nervioso, donde está ampliamente distribuido.



Prevalencia del consumo de marihuana .

 



La marihuana es la droga ilegal más consumida en Estados Unidos. La prevalencia de su consumo es particularmente elevada entre los adolescentes; los estudios sugieren que alrededor de 37% de los estudiantes de educación secundaria en ese país la han consumido. La marihuana es relativamente barata, y muchas personas la consideran menos peligrosa que otras drogas y sustancias. En muchas comunidades, se encuentran formas muy potentes de marihuana ("sin semilla"), y el uso concomitante de marihuana con crack-cocaína y fenciclidina está aumentando.



Intoxicación aguda y crónica por marihuana. 


 

La intoxicación aguda por marihuana y compuestos de cannabis depende de las dosis de THC y de la vía de administración. El THC se absorbe de forma más rápida cuando se fuma la marihuana que cuando los compuestos de cannabis se ingieren por vía oral. La forma más común de intoxicación aguda consiste en una percepción subjetiva de relajación y euforia suave que se asemeja a la intoxicación ligera a moderada por alcohol. Esto suele ir acompañado de cierta perturbación del pensamiento, de la capacidad de concentración y de las funciones perceptivas y psicomotoras. Las dosis más elevadas de cannabis pueden producir efectos sobre el comportamiento análogos a los de la intoxicación alcohólica grave. Aunque los efectos de la intoxicación aguda por marihuana son relativamente benignos en los usuarios normales, la droga puede desencadenar trastornos emocionales graves en personas que tienen antecedentes psicóticos o proble mas neuróticos. Como ocurre con otros compuestos psicoactivos, la actitud (expectativa del usuario) y el lugar (contexto ambiental) son determinantes importantes del tipo y gravedad de la alteración del comportamiento (intoxicación conductual). Tal como ocurre con el abuso de cocaína, opioides y alcohol, quienes abusan por largo tiempo de la marihuana pierden interés en los objetivos socialmente deseables y dedican siempre más tiempo a obtener y consumir la droga. Sin embargo, el THC no causa un "síndrome amotivácional" específico y único. Los muchos síntomas que se atribuyen a la marihuana son difíciles de distinguir de las depresiones leves y de las disfunciones de la maduración, a menudo asociadas con una adolescencia prolongada. El uso crónico de la marihuana también aumenta el riesgo de síntomas psicóticos en personas con antecedentes de esquizofrenia. Quienes comienzan a consumir marihuana inhalada antes de los 17 años más adelante pueden presentar graves trastornos cognitivos y neuropsicológicos y estar en mayor peligro de presentar problemas de consumo de varias drogas y de alcohol en la vida posterior.



Efectos físicos. 


 
La hiperemia de conjuntivas y la taquicardia constituyen los signos físicos inmediatos más frecuentes de fumar marihuana. La tolerancia de la taquicardia inducida por dicha droga surge rápidamente entre los usuarios comunes. Sin embargo, la inhalación del humo de marihuana puede desencadenar angina en sujetos con el antecedente de insuficiencia coronaria. La angina inducida por el ejercicio puede agravarse después del uso de marihuana en mayor grado que después de fumar cigarrillos. Hay que recomendar decididamente a todo cardiópata que no fume marihuana ni use compuestos cannábicos. En los fumadores de marihuana que la consumen a diario se ha descubierto una disminución significativa de la capacidad vital pulmonar. Debido a que esta forma de consumo generalmente supone la inhalación profunda y la retención prolongada del humo de la marihuana, los fumadores de esta sustancia pueden presentar irritación bronquial crónica. El deterioro de la capacidad de difusión del monóxido de carbono en respiración única (carbón monoxide diffusing capacity of the lung, D L ^ Q ) es mayor en las personas que fuman marihuana y tabaco que en las que fuman sólo tabaco. Aunque la marihuana también se ha asociado con efectos adversos sobre una serie de aparatos y sistemas, muchos de estos estudios deben repetirse y confirmarse. Por ejemplo, la correlación descrita entre el consumo de marihuana y la disminución de la concentración de testosterona en los varones no está confirmada. También se han descrito disminución del número y de la movilidad de los espermatozoides y anomalías de su morfología después de consumirla. En estudios prospectivos se demostró una correlación significativa entre el retraso del crecimiento y desarrollo fetales y el consumo intenso de marihuana durante el embarazo. 


Tolerancia y dependencia.




Los consumidores habituales de marihuana adquieren con rapidez tolerancia a los efectos psicoactivos de esta sustancia, y a menudo la fuman con más frecuencia y tratan de conseguir compuestos de cannabis más potentes. La tolerancia a los efectos fisiológicos de la marihuana se adquiere a un ritmo distinto; por ejemplo, la tolerancia a la taquicardia surge muy rápidamente, pero la tolerancia a la hiperemia conjuntival es mucho más lenta. La tolerancia a los efectos fisiológicos y sobre el comportamiento disminuye con rapidez cuando se interrumpe el consumo de la droga. En los consumidores crónicos de marihuana se han descrito signos y síntomas de abstinencia cuya gravedad depende de la dosis y de la antigüedad del hábito. Estos síntomas consisten en temblor, nistagmo, sudación, náusea, vómito, diarrea, irritabilidad, anorexia y alteraciones del sueño. Los signos y síntomas de abstinencia en los usuarios crónicos de marihuana suelen ser relativamente leves en comparación con los observados en los adictos a los opiáceos o al alcohol, y rara vez requieren intervención médica o farmacológica. Después del consumo continuado de compuestos de cannabis durante largos periodos pueden aparecer síndromes de supresión más graves y prolongados.



Uso terapéutico de la marihuana. 



 

Se ha propuesto que la marihuana, en forma de cigarrillo o como cannabinoide oral sintético (dronabinol), posee algunas propiedades que pueden ser útiles en determinadas situaciones clínicas. Entre ellas se encuentran los efectos antieméticos para los pacientes en quimioterapia, los efectos favorecedores del apetito en los enfermos de SIDA, la reducción de la presión ocular en el glaucoma, y la reducción de la espasticidad en los enfermos de esclerosis múltiple, así como en otras enfermedades neurológicas. Con la posible excepción de la caquexia relacionada con el

SIDA, ninguno de estos atributos de la marihuana es claramente superior a otras terapias disponibles.




Fuente: Harrison; Medicina Interna, Vol 2 . Pag: 2734-2735

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