domingo, 30 de diciembre de 2012

Drogas que no parecen tales: Cafeina



Otra droga tan inocua a los ojos mayorías, como la cafeína, ha transitado también por diversas prohibiciones y ha sido motivo de disputas internacionales. Su producción y determinaron el destino de las antiguas potencias, tal como hoy en día determinan los enormes ingresos de al menos dos de las nuevas potencias: las transnacionales de productos farmacéuticos y alimenticios.

El cafeto, las hojas de té, el cacao y la nuez de kola son las principales fuentes de la cafeína, una droga psicoactiva perteneciente al grupo conocido como las metilxantinas. Los efectos estimulantes de las metilxantinas provienen de su interacción con los receptores de la adenosina y se observan a varios niveles del organismo: en el sistema nervioso, en la respiración y en el músculo cardíaco. Tienen también un efecto diurético, esto es, aumentan la excreción de orina, dilatan los bronquios y estimulan el metabolismo basal.






Cafeina


Origen

La cafeína se encuentra no sólo en el café, sino en algunos tés, en el chocolate, en la nuez de kola y en otros alimentos derivados de ellos, por lo que a continuación se incluye una síntesis breve del origen de las fuentes principales.

El cafeto proviene de Etiopía, el origen del té parece encontrarse en China y el del cacao en áreas muy restringidas de América.

La leyenda sobre el descubrimiento del café proviene de Arabia: Kaldi el pastor observó que después de haber comido las cerezas del cafeto, sus cabras retozaban con más brío que de costumbre, parecían más activas, más contentas. Kaldi también probó los frutos de la planta e inmediatamente lo embargó la euforia, se puso a bailar y aquella noche durmió menos que de costumbre. Kaldi compartió su hallazgo con uno de sus vecinos, un ferviente seguidor del Corán. Éste obtuvo los mismos resultados y recibió de Mahoma el secreto para preparar café a partir de los granos secos de la fruta.


Caffea arabica


La leyenda sobre el origen del té proviene del Japón: Daruma, fundador del Budismo Zen, solía pasar las noches entregado al ayuno y la oración. Cierta noche no pudo resistir el sueño y cuando despertó, estaba tan molesto y decepcionado de sí mismo que se arrancó los párpados y los arrojó al suelo. Inmediatamente brotó de ellos el arbusto de té cuyas hojas han permitido a los monjes conservar el espíritu libre para la meditación desde aquel entonces.

El consumo del chocolate surgió en el México prehispánico: Obsequiar a alguien una jícara de xocoatl sobre un rodete cubierto con piel de jaguar era visto como muestra del más alto respeto. Aztecas, mayas, mixtecas y zapotecas ofrecían a sus señores esta bebida hecha a base de cacao, endulzada con miel y aromatizada con vainilla. Los buenos bebedores tenían por costumbre hacer batir el chocolate y tomarlo mientras conservaba la espuma.



Teobroma cacao

En la actualidad, aun quienes no practican la meditación toman té, el secreto de Mahoma ha dejado de serlo y los mexicanos no sólo enseñamos al mundo a beber chocolate, sino las técnicas mismas de su preparación. Los consumidores de las hojas de té, los granos tostados del cacao y el cafeto, se cuentan por millones.






QUÍMICA



Identificación



La cafeína se encuentra en el café, en el chocolate, en ciertos tés y en varios medicamentos como la Cafeaspirina® y el Saridon®.

 



Composición



La cafeína fue aislada en 1820. Es el principal alcaloide de la Caffea planta típica del café y del Cacahuatl o cacao de cuyos granos se elabora el chocolate.

Con respecto al té suele haber una confusión porque en 1827, al ser aislado su principio activo, recibió el nombre de teína. Años más tarde un análisis molecular permitió descubrir que la teína era en realidad cafeína. Este alcaloide también se encuentra presente en el mate argentino y en la nuez de kola usada para preparar las bebidas de cola.




Formas de adulteracion




Ninguna puesto que los productos que contienen cafeína están sujetos a controles de calidad.
 





FARMACOLOGÍA



Mecanismo de acción y formas de empleo


La cafeína se consume en múltiples alimentos y bebidas. En usos terapéuticos puede administrarse en forma oral o en inyección intravenosa. Es un estimulante del sistema nervioso central que actúa después de 5 minutos de su ingestión aumentando la actividad cerebral y reduciendo la vigilia.




Usos terapéuticos




La cafeína se vende bajo diversas marcas comerciales (Cafeaspirina®, Saridón®) recomendada para contrarrestar la fatiga, para tratar la migraña y algunos otros tipos de cefalea. En conjunción con analgésicos hace que éstos trabajen mejor. Por su capacidad para estimular la respiración también es recomendada en el tratamiento de la apnea en los recién nacidos y como antídoto para la depresión respiratoria en sobredosis de heroína y otros psicoactivos opiáceos.



Dosificación



Una taza de café puede contener entre 60 y 110 mg de cafeína, una taza de té entre 10 y 90 mg, una de chocolate entre 5 y 40 mg y las bebidas de cola 35 mg. Una barra de chocolate de 50 gramos tiene entre 10 y 60 mg de cafeína. Las píldoras de uso terapéutico contienen entre 30 y 65 mg, mientras que en el mercado negro suelen circular las llamadas “pastas para mantenerse despierto” que llegan a tener entre 100 y 200 mg. La dosis letal de cafeína es de 5,000 mg, el equivalente a 40 tazas cargadas de café consumidas en un periodo excesivamente corto de tiempo.




Efectos psicológicos y fisiológicos

Un director de escuela, cuyo nombre permanece en el anonimato, relata los siguiente:

Al levantarme por la mañana tomo dos tazas de café. Si no las tomo me siento irritable. Si tomo tres tazas me excito un tanto, pero dos tazas son exactamente lo que necesito.

Si tomo café después de las tres de la tarde, no puedo dormir a la hora que me gusta hacerlo, alrededor de las once y media. Si tomo un café después de cenar, aunque sea media taza, me quedo despierto la mitad de la noche. Si tengo algo importante al día siguiente, sobre todo alguna aparición en público, un café tomado al final del día se combina invariablemente con mi nerviosismo y me produce un insomnio descontrolado.

Este insomnio después del café me parece farmacológico. Puedo alcanzar cierto grado de ensoñación y experimental es “estado flotante” -que en mí precede por lo general al sueño-, pero entonces me quedo ahí, no alcanzo nunca la inconsciencia total del sueño... Cuando sé que me espera un largo tramo de conducir por carretera, no bebo café durante dos o tres días anteriores. A lo largo de la noche del viaje bebo café dos veces. Si he estado tomando mucho café durante los días anteriores, perecería que siento menos el efecto estimulante del café nocturno. Es casi una cuestión de “ahorrar” en el café que hubiera consumido en los dos o tres días precedentes, para tomarlo durante la noche que tengo que conducir. Usado de esta manera, el café ha sido siempre una gran ayuda para mí y no me ha fallado nunca.


Consumir entre 75 y 150 mg de cafeína eleva la temperatura, el ritmo respiratorio y el nivel de ácido gástrico en el estómago. Cantidades más altas en el torrente sanguíneo pueden producir ansiedad, irritabilidad, insomnio, sudoración, taquicardia y hasta diarrea.

El uso prolongado de más 650 mg diarios de cafeína, equivalentes a ocho o nueve tazas de café al día pueden ocasionar úlceras gástricas, incremento en el nivel del colesterol, insomnio crónico, ansiedad y depresión permanentes. Este tipo de consumo también parece estar asociado con disfunciones cardíacas y la aparición de ciertos tipos de cáncer asociados a los alquitranes del café.


No se han detectado malformaciones genéticas debido a su uso, sin embargo se sabe que el café puede disminuir la probabilidad de embarazo, aumentar el riego del aborto espontáneo y de bebés con bajo peso.



Potencial de dependencia y tolerancia

Mediante el uso continuo puede ser adquirida una leve tolerancia a la cafeína. Esta droga provoca dependencia física. En la literatura médica se consigna que dosis mayores a los 350 mg diarios de cafeína consumidos durante un mes pueden provocar la aparición de un síndrome de abstinencia, por lo que en usos terapéuticos los médicos recomiendan reducir gradualmente el consumo. El síndrome se manifiesta por irritación, cansancio, depresión y somnolencia. No es grave y desaparece en pocos días.

Para Antonio Escohotado, la costumbre de beber varias tazas de café al día no puede ser inocua o al menos no puede ser más dañina para la mente y el cuerpo que administrarse su equivalente en cocaína o anfetamina. "Diez tazas al día, por ejemplo, representan un gramo y medio de cafeína, que en efecto estimulante equivalen a 150 mg de cocaína y a unos 15 de metanfetamina."

Lo que no aclara es que estas diez tazas de café deben ser consumidas en un lapso muy breve de tiempo para alcanzar las concentraciones sanguíneas necesarias para producir el mismo efecto que los otros psicoactivos mencionados.




¿QUÉ HACER EN CASO DE EMERGENCIA?

La intoxicaciones fatales con cafeína son raras. Grandes dosis, especialmente cuando son consumidas por sujetos no habituados o sensibles, pueden producir dolores de cabeza, taquicardia, convulsiones y eventualmente delirios. Una crisis cercana a la dosis letal debe considerarse como urgencia médica ya que tiene manifestaciones similares a las de un diabético privado de insulina que ocasionan altos niveles de azúcar en la sangre.





Referencias 

1. Appleton, Nancy: Lick the sugar habit, Avery, USA, 1988.
2. Brau, Jean-Louis: La historia de las drogas, Bruguera, España, 1973.
3. Brailowsky, Simón: Las sustancias de los sueños: Neuropsicofarmacología. FCE-CONACYT, México, 1995.
4. Bruker, M. O.: ¡Azúcar azúcar! Cómo evitar la perniciosa influencia del azúcar en la alimentación actual, Integral, España, 1994.
5. Dufty, William: Sugar Blues, Centro Macrobiotico Maldonado, Uruguay, 1987.
6. Escohotado, Antonio: El libro de los venenos, Ómnibus– Mondadori, España, 1990.
7. Factas about: Caffeine, Alcoholism and Research Foundation, Toronto Canada (Internet).
8. Musacchio, Humbreto: Diccionario enciclopédico de México, Tomo I, Andrés León Editor, México, 1990.
9. “Sugar does not affect children behaivor” The New England Journal of Medicine, Enero de 1996, Vol 2, No. 1, Massachusetts Medical Society, USA.
10. Urbina, Laura: Primer Manual de Nutrición Consciente, Grupo Tepozcahuic A.C., México, 1997.
11. Weil, Andrew y Winfred Rosen: Del café a la morfina, Integral, España, 1993.
12. Cunningham, Danna y Andrew Ramer: The Spiritual dimensions of healing addictions, Cassandra Press, CA, USA, 1986.
13. Cunningham, Danna y Andrew Ramer: Further dimensions of healing addictions, Cassandra Press, CA, USA, 1988.



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